
La clave de una transacción fiable…
En el mundo de las finanzas, a menudo parece que todas las ventajas son para el prestador. Cuando no es el caso, se pueden dar ocasiones en que se presente una buena oferta que brinde mayores ventajas al prestatario, pero se eche a perder cuando esas “ventajas” no se trasladan a la documentación final. El prestatario, que puede ser un particular o una empresa, se queda en la vulnerable posición de fiarse de la palabra del representante. Son circunstancias tensas y arriesgadas. Es esencial que los acuerdos de servicios o prestaciones reflejen las expectativas y condiciones que se hayan negociado. Es algo básico, pero los mayores fallos en la vida, de todo tipo, suelen ocurrir por no cuidar lo básico. Las finanzas no son una excepción. Existen un sinnúmero de circunstancias que pueden llevarnos a buscar liquidez. Aquí detallaré una herramienta de liquidez muy ventajosa (para particulares y empresas) y las consideraciones que se deben tener en cuenta para disfrutar de ella con las mayores garantías.
¿Qué son los préstamos bursátiles sin recurso?
Los préstamos bursátiles son una herramienta financiera que se pone a disposición de un particular o una empresa que desee recibir liquidez, usando como garantía los valores bursátiles del cliente. Es un servicio que prestan entidades financieras privadas en su gran mayoría. Cara al cliente, las ventajas son numerosas. Entre ellas, el no tener que presentar un aval personal, ni un informe de crédito, ni la declaración de la renta, ni los impuestos de sociedades para las empresas. Al ser a través de una entidad de crédito privada, la transacción es más ágil y con una burocracia limitada.
Lo más interesante de estos préstamos es que son “sin recurso”. Sin recurso, como su propio nombre indica, quiere decir que el cliente no es responsable con ningún otro bien que no sean las acciones. Tomemos por ejemplo que yo me saco un préstamo con 100.000 acciones públicas para diversificar mi portfolio y disminuir mi riesgo. Durante la vida del préstamo, baja drásticamente el valor de las acciones por lo que me supondría un sobrecoste reemplazar el valor negociado al inicio para liquidar la deuda. En ese caso, si lo veo propicio, puedo abandonar el préstamo. Estos casos se pueden dar a menudo con las personas propietarias de empresas que prevén cambios en el mercado o que están preparándose para transiciones personales. En este ejemplo, hablaría con la entidad para comunicarles mi intención y me abstendría de toda responsabilidad de pago. A la inversa también se puede dar. Si mis acciones suben en valor a lo largo del préstamo, sigo recibiendo mis dividendos o incluso los puedo utilizar para amortizar el pago del préstamo y así recuperar mis acciones.
Los préstamos sin recurso son poco habituales en las entidades tradicionales y, en los casos que se dan, vienen con unos intereses muy altos diseñados para proteger al prestador. No obstante, son la protección idónea para el prestatario, al mantener a salvo todo el patrimonio personal de la persona o empresa. No se tocan ni las cuentas bancarias, ni las propiedades, ni los negocios, ni los informes de crédito. Sólo las acciones entran en juego.

Stephanie Melenciano
¿Para qué usarlos?
Como es dinero, cada persona lo emplea según sus valores, necesidades y prioridades. La financiación a través de estos préstamos no es diferente. Hay clientes que usan la ampliación de capital para impulsar una nueva línea de negocio sin tener que entrar en duras negociaciones con su entidad bancaria o inversores. Otras personas usan el capital para reducir su concentración de riesgo al poder disponer de recursos para centrarse en otras inversiones. También están los casos de personas que buscan ampliar su colchón de liquidez. Con la crisis esto se ha visto claramente. Asimismo, hay personas que buscan la solvencia para poder colaborar con una obra o acción benéfica. Y por supuesto, están los casos de los caprichos, sean viajes, casas, coches u otro bien que la persona podría comprase si tuviera los fondos en efectivo.
¿Por qué no vendo las acciones?
Aquí pueden entrar aspectos personales tanto como estratégicos. En el caso de una empresa, que un directivo venda acciones suele tener repercusiones negativas en el mercado, bajando la valoración de la empresa y la confianza de los inversores. Para particulares, puede ser parte de una estrategia para reducir el riesgo de concentración o conseguir otros objetivos personales (incrementar patrimonio, obras benéficas, emergencias, etc.), sin tener que renunciar a las futuras ventajas que pueden rendir las acciones. La lealtad a una empresa o proyecto tiene mucho peso, por lo que es normal querer tener un poco más de liquidez sin tener que resignarse a no ser parte de ese proyecto. Y por último, la venta de las acciones puede dar más solvencia, pero no llegar al requisito monetario que necesite la persona, por lo tanto, no es una solución.
Factores a tener en cuenta
Para las personas cuyas acciones cualifican para estos préstamos son, sin lugar a dudas, un as en la manga para cuando surja la necesidad u oportunidad. Utilizar las acciones puede abrir un sinnúmero de caminos para el prestatario, en función de sus metas. Sin embargo, para no llevarse disgustos, es de vital importancia tratar con una entidad fiable y que todas las condiciones estén claramente detalladas. Hablemos claro: en todos los sectores hay “chorizos” que no cumplen con lo que dicen. Los brokers pueden decir cosas muy bonitas, pero si no lo respaldan con papel, es mejor abandonar la operación. Para proteger sus intereses, es recomendable que trate únicamente con una entidad que no sólo sea transparente,
sino que describa al máximo los pormenores de la transacción. Aquí plasmo algunos factores claves a tener en cuenta en la documentación:
⦁ Los plazos exactos de la entrega de fondos
⦁ Las condiciones de pago del préstamo
⦁ La titularidad de los valores no se transfiere (Non-Title Transfer)
⦁ El pago de dividendos
⦁ Los derechos de votación
La titularidad de los valores es extremadamente importante, porque es la garantía que tiene el/la cliente de poder recuperar sus acciones en el debido momento. Y, por supuesto, hay que hacer los deberes informándose sobre la entidad. ¿Cuánto tiempo llevan operando? ¿Qué reputación tienen en internet?¿Cumplen con las expectativas de otros clientes? Lo bueno de la edad tecnológica es que si algo va mal con cualquier empresa o particular, se puede encontrar fácilmente a través de búsquedas, por lo que da mayor transparencia a toda operación. Este tipo de transacciones suelen ser de cantidades muy elevadas, por lo que si algo va mal, la persona perjudicada lo haría público por todo lo alto. No es para menos. No conozco a ningún cliente insatisfecho que no haría lo mismo si la ofensa lo pidiera.
Otros beneficios
Este tipo de financiación tiene otras ventajas como:
⦁ Poder utilizarla para pagar deudas de intereses más elevados.
⦁ Interés fijo. Otros instrumentos financieros suelen llevar un interés fluctuante por lo que las sorpresas pueden ser muy grandes en el curso de la prestación.
⦁ No poner en riesgo la reputación pública de la empresa. Al ser un préstamo privado, bien para la empresa o el particular, no habría notas de prensa sobre reestructuraciones u otros movimientos financieros que puedan hacer peligrar la confianza de los mercados.
⦁ Sin límite de financiación. En función de los objetivos de cada situación, este factor puede ser especialmente significativo, por ejemplo: adquisiciones o expansión de negocio.
⦁ Flexibilidad. La situación de cada persona y empresa son distintas. Por ello, si es posible trabajar con una entidad privada que tenga mayor margen de adaptabilidad en condiciones y casuística personal, es de agradecer.
Para disfrutar de todas las ventajas mencionadas, es vital trabajar con una entidad que detalle las actuaciones y las respalde con los hechos.

Stephanie Melenciano
Los preparativos
Nos puede pasar a cualquiera el tomar una mala decisión. Sin embargo, muchas se pueden evitar con mejor información y teniendo claros los objetivos a cometer. Aquí dejo algunas sugerencias para reflexionar sobre un posible préstamo: decida la cantidad que necesita y para qué. ¿Cuántas acciones quiere poner? ¿En qué plazo de tiempo quiere devolver el préstamo 3, 5, 7 o 10 años? ¿Tienen alguna restricción las acciones? ¿Cuándo quiere el dinero? ¿Cómo encaja esta operación en la estrategia a corto/medio/largo plazo? ¿Qué consideraciones especiales quiere que se tengan en cuenta? ¿Qué volumen tienen sus acciones? Estas preguntas, aunque básicas, ayudarán a tener los elementos clave del préstamo ya en mente, para poder agilizar los procesos o decidir si una propuesta se adapta o no a sus necesidades.
Para terminar, empresas y particulares tienen muchas herramientas a su disposición para obtener liquidez. Sin embargo, pocas están diseñadas tan a favor del prestatario. Es sensato saber cómo encajan los fondos en el plan personal o empresarial para que las condiciones sean las más ajustadas a la situación. Como todo en la vida, para tener los mejores resultados hay que elegir bien. Por eso es importante informarse y recibir las condiciones claramente detalladas.
No existe un producto perfecto, aunque algunos tengan más ventajas que desventajas. Desde mi punto de vista, este es uno de ellos. No obstante, para gozar de ellas con plenitud, es necesario trabajar con una entidad que vaya por delante en lo que se refiere a proteger su reputación y sus intereses, en la que dejar todo por escrito es indispensable.
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